A menudo no cambiamos nuestra vida por miedo, por ese miedo a los cambios seguimos en la misma dinámica, actuando del mismo modo, haciendo las mismas cosas, a pesar de que no somos felices o no estamos satisfechos. Dejamos de cumplir nuestras metas por miedo al fracaso, por perder lo que tenemos aunque no nos convenza o no nos convenga. Rechazamos nuestros sueños por creer que nunca serán posibles, sin ni si quiera darnos la oportunidad de alcanzarlos o al menos intentar acercarnos a ellos y de algún modo mejorar nuestra posición. El miedo a los cambios y el miedo en general nos paraliza, nos estanca y no nos damos cuenta que a menudo lo que realmente deberíamos temer es seguir tal y como estamos, en la misma posición, sin permitirnos avanzar.

Nuestra zona de confort es aquella que reconocemos, que nos es familiar, a la cual nos hemos acostumbrado y por lo tanto nos sentimos seguros. Sin embargo, a veces no es la mejor, ni si quiera la más segura…

Os recomiendo este vídeo…

A %d blogueros les gusta esto: